El de la antigua Roma fue un mundo de ciudades, en algunos casos extraordinariamente densas y pobladas. Sus habitantes se concentraban en poco espacio y eso requirió ingeniosas soluciones de vivienda. Las había de todos los tipos, desde las lujosas residencias patricias hasta las modestas casas de los campesinos, cada tipo de casa estaba pensado para cumplir un propósito específico, adaptándose a las circunstancias de sus ocupantes y al entorno geográfico. Esta variedad no solo evidencia la complejidad de la sociedad romana, sino que también ofrece una ventana única para entender su vida cotidiana, sus valores y su organización urbana y rural.
La “domus” era la residencia de las familias patricias en las ciudades durante el periodo republicano y el alto imperio. Este modelo es el más conocido y estudiado de la arquitectura doméstica romana ya que son las que encontramos en lugares como Pompeya. Se trataba de una casa unifamiliar de planta más o menos rectangular, diseñada para combinar funcionalidad, privacidad y ostentación. Su estructura giraba a grandes rasgos en torno a un eje central que arrancaba en el “vestibulum”, la entrada principal, que conducía al “atrium”, el espacio central abierto al cielo con un “impluvium” para recoger agua de lluvia. Allí se recibían visitas y se realizaban actividades públicas. Desde el “atrium” un pasillo llevaba al “tablinum”, el despacho del pater familias, utilizado para negocios y reuniones, y al “peristylum”, un jardín interior rodeado de columnas, destinado a la vida familiar. Otras estancias, como los “cubicula” (dormitorios), el “triclinium” (comedor) y la “culina” (cocina), completaban las áreas funcionales. Estas casas se decoraban con mosaicos, frescos y estatuas para exhibir la riqueza y el estatus social de sus propietarios.
Pero en Roma, como en nuestro mundo, los ricos eran una minoría. En las grandes ciudades la mayor parte de la población, compuesta por plebeyos, artesanos y comerciantes, vivía en “insulae”, edificios de apartamentos de varios pisos que respondían a la escasez de espacio. Estas construcciones solían tener tiendas, conocidas como “tabernae”, abiertas a la calle, mientras que los pisos superiores albergaban apartamentos, llamados “cenacula”. La calidad de vida en las “insulae” variaba según la altura: los apartamentos más altos eran más pequeños, básicos y baratos, con menor acceso a comodidades como agua corriente o letrinas. Las “insulae” eran, en esencia, el equivalente romano a los bloques de apartamentos modernos y albergaban a buena parte de la población urbana.
Fuera de las ciudades, los romanos adinerados poseían “villae”, grandes residencias rurales que servían tanto para vivir como para producir. Existían dos tipos principales: la villa urbana, mansiones de lujo destinadas al descanso y al ocio, situadas en áreas suburbanas o costeras, decoradas con jardines, piscinas y frescos, como las de la bahía de Nápoles, y la villa rústica, granjas productivas que incluían áreas residenciales para el propietario y dependencias para esclavos, almacenes y establos. Algo similar a las haciendas de nuestro tiempo. Estas villas eran un símbolo de riqueza, pero también cumplían un papel esencial en la economía agraria romana.
El campesino libre vivía en casas más simples que serían equiparables a nuestras granjas. Estas eran construcciones modestas, generalmente de adobe o piedra, con pocas habitaciones y sin las sofisticaciones de la “domus” o la villa. Su diseño priorizaba la funcionalidad, con espacios para el almacenamiento de la cosecha y el cuidado de animales.
Para tratar este tema nos acompaña hoy Javier Gómez Marín, arqueólogo de la universidad de Murcia que está de paso por Cambridge, ciudad en la que hacemos este programa. Javier es experto en casas romanas, de hecho es toda una autoridad en la materia. Con él nos adentraremos en este interesante aspecto de una sociedad que era mucho más parecida a la nuestra de lo que a menudo se piensa.
Bibliografía:
– “Sesenta millones de romanos” de Jerry Toner – https://amzn.to/3FFVHr1
– “Historia de Roma contada para escépticos” de Juan Eslava Galán – https://amzn.to/3Fv6ftd
– “El Imperio Romano” de Isaac Asimov – https://amzn.to/426sheo
– “SPQR: Una historia de la antigua Roma” de Mary Beard – https://amzn.to/3FFW70z
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