En 1541 Enrique VIII de Inglaterra se proclamó rey de Irlanda, un título que no existía pero que ordenó al parlamento crear para que sirviese de justificación para la invasión completa de la isla, algo que los monarcas ingleses habían intentado anteriormente pero sin éxito. Controlar toda la isla les llevó más de 60 años, al término de los cuales convirtieron convirtieron la isla vecina en algo parecido a una colonia. Impusieron la ley inglesa sobre los señores gaélicos y procedieron a la confiscación de sus tierras. No fue algo pacífico. Los irlandeses se resistieron abrazando con ímpetu la fe católica. Durante el reinado de Isabel I rebeliones como la de Desmond y la Guerra de los Nueve Años, fueron aplastadas sin piedad. Al final, en 1607, los condes Hugh O’Neill y Rory O’Donnell sabiéndose rodeados y sin posibilidad de resistir más huyeron a España para pedir ayuda a Felipe III poniendo de este modo fin a la conquista inglesa.
Poco después comenzó la colonización del Úlster, un proyecto inglés que perseguía asentar colonos protestantes llegados desde Gran Bretaña en el norte de la isla. Eso implicaba el desplazamiento de la población católica nativa de la que los ingleses no se fiaban. La llegada de los colonos provocó una división religiosa en esta zona de la isla que aún se mantiene. La idea era colonizar toda la isla hasta dejar a la población local en minoría, pero la Inglaterra de aquel entonces era un reino poco poblado y de posibilidades limitadas. Los irlandeses siguieron resistiéndose. Se produjo una gran rebelión de 1641, seguida por la intervención de Oliver Cromwell en 1649, que consolidó el control inglés con una brutalidad que dejó cicatrices muy profundas en la isla. Cromwell, un puritano proveniente de Anglia, confiscó tierras para entregárselas a sus seguidores, y relegó a los irlandeses católicos a un estatus de segunda clase. Las Leyes Penales del siglo XVIII agravaron sus problemas. Prohibían directamente a los católicos poseer tierras, votar o acceder a educación. La élite protestante lo dominaba todo desde Dublín y Belfast, la capital del Ulster fundada por los colonos.
El objetivo del Gobierno británico era que los irlandeses nativos se asimilasen a la fuerza hasta que la cultura y la lengua irlandesa terminasen desapareciendo. Pero no sucedió nada de eso. En el siglo XIX surgió el nacionalismo irlandés. La Gran Hambruna de 1845, provocada por una plaga y agravada por la indiferencia británica, acabó con la vida de un millón de irlandeses y forzó la emigración de otro millón, lo que redujo drásticamente la población. Este desastre avivó el resentimiento contra el dominio inglés y dio impulso al nacionalismo. Movimientos como los Jóvenes Irlandeses y, más tarde, la Hermandad Republicana Irlandesa comenzaron a exigir la independencia. La lucha por la emancipación y el autogobierno ganaron fuerza con Daniel O’Connell y Charles Stewart Parnell, pero se toparon con la feroz oposición de los unionistas del Úlster, quienes temían perder su identidad protestante en un Irlanda mayoritariamente católica.
La primera guerra mundial sirvió de catalizador para todas estas tensiones que se habían acumulado en el siglo anterior. El Alzamiento de Pascua de 1916, aunque inicialmente fallido, incrementó el apoyo popular al Sinn Féin y al IRA. La Guerra de Independencia de 1919 forzó al Reino Unido a negociar. El resultado fue el Tratado Anglo-Irlandés de 1921. Irlanda recuperaba la independencia, pero no toda la isla. De los 32 condados que tenía seis de ellos permanecieron bajo control británico conformando Irlanda del Norte. La partición desató una breve guerra civil en el sur entre los partidarios y los detractores del tratado liderados por figuras como Éamon de Valera y Michael Collins. Los partidarios se impusieron dando lugar a la actual República de Irlanda. Pero la cuestión irlandesa no quedaba del todo resuelta con eso. Años después reviviría en los denominados “Troubles” que no concluyeron hasta 1998.
En El ContraSello:
0:00 Introducción
4:23 Irlanda: la isla indomable
1:21:04 1968
1:25:31 Historia de Polonia
Bibliografía:
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– “Historia de Irlanda” de John O’beirne Ranelagh – https://amzn.to/4hpYL82
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