Legionarios enmascarados

Legionarios enmascarados

Escrito por Pedro Huertas

Roma no se hizo en un día

Kalkriese, 1993. Un grupo de arqueólogos excava en la zona donde, más o menos, se ha documentado el campo de batalla central de la gran derrota romana de Teutoburgo. De repente, entre el fango, un objeto metálico y de aspecto fantasmagórico les mira de frente. Es la máscara de un soldado romano.

Máscara del tipo Trimontium conservada en el Scottish National Museum de Edimburgo, fechada a finales del siglo I d.C. Fot. SNM.

La máscara de Kalkriese

Decenas de estos objetos pululan por diversos museos a lo largo y ancho de lo que fue el Imperio Romano. Casi todos se enmarcan entre los siglos II-III, aunque la máscara de Kalkriese está perfectamente datada en el año 9 d.C. Aquellos fatídicos días de septiembre, todas las aspiraciones de Augusto para con la frontera de Germania se vinieron abajo. El emperador, ya anciano, recorrería por las noches los pasillos de su casa gritando aquello de ¡Quintilio Varo, devuélveme mis legiones! O, al menos así se lo imaginaría Suetonio casi cien años más tarde —cómo les gusta a los romanos dar tensión a los momentos negativos—.

La verdad es que, ver a un soldado —o grupo de soldados— montados a caballo y viniendo hacia ti con esas máscaras, debía dar miedo. Pareciera como si unos caballeros enviados por Plutón directamente desde el Hades vinieran a por ti para llevarte a lo más profundo de la tierra. Pero, afortunadamente, esto sólo es producto de mi imaginación para montar el contexto sobre estas piezas tan curiosas.

Afortunadamente han quedado un par de referencias escritas con respecto al uso que se les daba a las máscaras.

Máscara de un soldado de caballería romano del Museum und Park Kalkriese (Alemania) 

Fuentes y referencias históricas de las máscaras

Por un lado, tenemos a Flavio Josefo, que escribió a finales del siglo I d.C. Es un personaje curioso, puesto quen participó en la Guerra Judía contra y a favor de Roma. Sí, es lo que podríamos llamar coloquialmente un chaquetero. Comenzó en el bando de la revuelta contra el Imperio, para más tarde pasar al enemigo y escribir tanto parte de sus memorias sobre esa guerra como tambíen de la historia del pueblo de Israel. Y justo entre esos escritos hay una serie de referencias a un desfile militar de las legiones de Tito —que sería emperador entre los años 79 y 81—. Es ahí donde, como curiosidad hace una breve referencia a las máscaras metálicas usadas por algunos soldados de caballería.

El otro autor que menciona estos curiosos artefactos es Arriano. Éste, nacido y criado en Bitinia llegó a ostentar altos cargos tanto a nivel militar como político durante los reinados de Adriano y Antonino Pío. Debido a su experiencia militar escribió Táctica, donde nos habla de la hippica gymnasia, un entrenamiento o desfile con ejercicios militares de caballería. Es ahí donde nos dejó por escrito el uso de las máscaras.

Pero el origen del uso de este tipo de máscaras, según Peter Connolly, podría estar en el Próximo Oriente debido a algunos de los relieves del altar de Zeus en Pérgamo (siglo II a.C.). Bien es cierto que, una de las características de muchos de los cascos asociados a las máscaras, es su profusa decoración. Esa decoración casi barroca la encontramos en el casco de Sigliano (finales siglo IV a.C.-inicios siglo III a.C.), procedente de una tumba etrusca del siglo II a.C. y que se conserva en el museo de Perugia (Italia). Este tipo de cascos, posiblemente de origen Frigio, pudieron influenciar de manera temprana a los que encontraremos a continuación.

Tito Flavio Josefo (Jerusalén, c. 37-Roma, c. 100),

¿Máscaras femeninas y masculinas?

Una cosa que debemos tener clara con respecto al ejército romano es que, no todos se vestían igual. Esa marcialidad y norma en la vestimenta sólo la encontramos a través de la interpretación libre de películas, series y demás. De hecho, hasta el tema de los pasos “izquierda, derecha” en las formaciones, no aparecen en los ejércitos hasta el siglo XVIII. Sí es cierto que, al profesionalizar el ejército algunas cosas como el uso de las diferentes armaduras se estandariza. Pero en el tema cascos, espadas y un largo etcétera, aparte de las evoluciones propias de cada artefacto, hubo un abanico amplio de tipos.

Esto debemos tenerlo claro al acercarnos a ver los cascos y las máscaras también. Porque si nos fijamos en los registros arqueológicos, hubo casi tantos tipos de máscaras como portadores de las mismas. Aunque en los últimos años se han establecido una serie de tipologías atendiendo a los yacimientos arqueológicos donde han aparecido.

También hubo máscaras femeninas y masculinas, tal vez, como bien apunta Connolly, para representar luchas contra las amazonas en esas pruebas hípicas antes citadas.

Máscaras femeninas y masculina procedentes del yacimiento de Straubing (Alemania). Fot.: romancoins.info.

¿Cuántos tipos de máscaras existen?

Como he comentado antes, tenemos casi tantos tipos de máscaras como personas que las portaron. Pero si rastreamos entre donde más abundan, podemos diferenciar tres zonas: limes britano, limes germánico y oriente. De entre esas tres zonas proceden las diferentes tipologías, agrupadas por nombres de yacimientos arqueológicos. Por ejemplo, para el limes britano existe el tipo Newstead —antigua Trimontium—, o para el germano el tipo Straubing —en la actual Baviera—. Una particularidad que he encontrado a la hora de buscar información sobre ellas es que, casi todas están fechadas entre los siglos II-III d.C. Sólo las del tipo Kalkriese y por algo obvio que es la fecha de la batalla de Teutoburgo serían un siglo más antiguas.

Estos tipos se han realizado, aparte de por la zona del Imperio Romano donde aparecen las máscaras, atendiendo a la forma de la cara, la decoración y otras particularidades.

Legionario de caballería del Ala II Augusta, recreado en Gilena, Sevilla. (P. Huertas,2019)

CONVERSACIÓN

Autor de la conversación

Pedro Huertas

Cartagena (Murcia). Redactor en la revista Descubrir la Historia. Colaborador del Proyecto ITINERE para Zenda Libros. Guía de Museo. Licenciado en Historia y Máster en Arqueología por la Universidad de Murcia. Colaboré con universidades como Texas, Autónoma de Madrid, Politécnica de Cartagena. He tenido la suerte de poder viajar por media Europa y parte del Norte de África, y dedicarme durante unos años a recorrer la geografía de mi comunidad realizando el trabajo más bello del mundo desde mi punto de vista: ser arqueólogo. Consulta su blog: Roma no se hizo en un día.